Mi hermano está
enfermo y mi familia está totalmente ocupada de él, de ir al hospital, llevarle
comida, revisar su tratamiento y por supuesto de que su salud mejore, pero…
¿qué pasa conmigo?
Esta puede ser
una pregunta común que se hacen los hermanos de niños en situación de
enfermedad y hospitalización, pues el entorno familiar se modifica
considerablemente, las rutinas, el trabajo, las responsabilidades y hasta los
afectos cambian cuando los ojos de los miembros del entorno solo ven al niño
enfermo. Muchas veces las madres se convierten en guardianas de 24 horas y
permanecen en el hospital, tanto así que, en ocasiones, dejan bajo la
responsabilidad de otras personas el cuidado de su hogar y del resto de los
miembros de su familia.
Pensemos un
poco, qué pasa con ese otro niño que se encuentra bien en lo que a su salud
física se refiere, qué pasa con sus emociones y sentimientos, en primer lugar
por tener que enfrentar y comprender la situación de su hermano y en segundo
lugar porque muchas veces se siente desplazado en tiempo, espacio,
responsabilidades, logros e incluso el cariño. Estos, experimentan cierta
pérdida de estatus familiar a partir del inesperado escenario que se le
presenta al tener un miembro cercano de su familia hospitalizado, lo que muchas
veces lo convierte en un ser invisible, en un ser olvidado, ya que se dejan de
cubrir sus necesidades en todos los aspectos.
Ahora bien, ¿qué
sentimientos pueden manifestar estos niños olvidados?
- Celos: le prestan más atención a mi
hermano enfermo que a mí.
- Culpabilidad: ¿será que su enfermedad
puede ser culpa mía?
- Miedo: ¿y si lo que tiene es contagioso
y me lo transmite? (así sea asma, el miedo persiste)
- Vergüenza: No quiero que vean a mi
hermano así, me da pena con mis amigos (esto es más visto en los casos en los
que hay cambios físicos muy evidentes como la caída del cabello, la pérdida de
algún miembro, entre otros)
- Rabia: ¿por qué le tuvo que pasar esto
a él y no a otro? El no hace nada malo.
Estas emociones
y algunas otras, se pueden presentar en
conjunto o separadas y son los padres los que deben tratar de mantener el
equilibrio aunque se crea casi imposible. Es necesario recordar que cada
persona es única y por lo tanto, todos necesitamos atención, cuidados, cariño,
afecto y lo más importante, sentir que a pesar de cualquier situación que se
presente, siempre se contará con la familia y los que nos rodean.
Es por ello que
para minimizar el impacto que se genera en un hermano respecto a la enfermedad,
se deben tomar en consideración las siguientes recomendaciones:
1.- Informar sobre la naturaleza
de la enfermedad. Se debe evitar que la información quede exclusivamente bajo
la responsabilidad de los padres. Resulta importante involucrar a los miembros
del grupo familiar, médicos, enfermeras, docentes, entre otros.
2.- Comunicar los sentimientos.
Es necesaria la comunicación efectiva para poder expresar con naturalidad
cualquier emoción, sin tener que reservarla.
3.- Respetar a los hermanos en su
individualidad, en sus pertenencias personales, en sus actividades escolares y
actividades de ocupación del tiempo libre.
Como padres se debe tratar de mantener
el equilibrio, aunque resulte casi imposible. Hay que recordar que cada persona
es única y por ende cada niño, niña y adolescente. Recordemos que muchas
familias terminan superando las situaciones de enfermedad y hospitalización
volviéndose más fuertes, más flexibles y más positivas.
Profa. Jenica Lizardo
Profesora
Universitaria UPEL – IPC
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