Fin de año escolar, momento ansiado por muchos, temido
por otros. Las preguntas se empiezan a escuchar de lado y lado, ¿qué grado me
tocará?, ¿hasta qué día trabajaremos?,
¿cuándo nos reintegramos?, ¿para dónde iremos en estas vacaciones?, ¿y ahora
qué hago con los muchachos?...
¿Qué tal si nos preguntáramos?, eso que sí depende de
nosotros: ¿qué van a recordar de este año?, ¿qué puedo hacer para que sea
inolvidable?, ¿cómo hago para impactar sus vidas y sacudirlas?, ¿cómo lo hago
mejor para el año entrante?
Los finales, son culturalmente un momento de gran
impacto. Aprovechemos la oportunidad y el privilegio que como docentes tenemos
de compartir un espacio y posición tan privilegiada frente a nuestros alumnos.
Así como cuando en una carrera, el competidor ya agotado ve la recta final,
sabe que es hora de dar el resto, de ponerlo todo, porque su objetivo siempre
estuvo claro: GANAR. Demos el resto, impactemos, recordemos nuestra meta,
seamos parte de los temas de conversación de nuestros alumnos cuando estén en
sus planes vacacionales, o compartiendo con sus primos en la casa de la abuela.
Que cuando les pregunten ¿qué has hecho?, no encuentren por dónde empezar y
cual aventura comentar, de esas que vivieron a nuestro lado… Esa experiencia
que nos hizo recordar con una gran sonrisa, porque somos educadores…
Nuestros alumnos merecen irse felices por los logros
alcanzados, orgullosos de sus esfuerzos, agradecidos por el apoyo, satisfechos
ante lo vivido… Pero sobre todo, con muchas ganas de volver, ansiosos por
empezar una nueva aventura y de seguir creciendo con nosotros. Lo realmente
justo, es que sepan, que muy pronto una nueva y gran oportunidad les aguarda,
que tengan la certeza de que hay un docente que les espera deseoso, y que será
mucho lo que aprenderán juntos. Un docente que gracias a ellos, es un eterno
estudiante, que también tiene dudas, preguntas y miedos. Pero que sabe y
reconoce con firmeza que su misión es educarlos para la vida.
Nosotros debemos y merecemos irnos satisfechos,
inspirados y agradecidos. Con el propósito firme e innegociable de
reinventarnos, de rendir honor a la educación, de demostrar con hechos y
elocuencia, que no es otro el camino.
Profa. Salomé Cabrera
@juegosporlapaz
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