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viernes, 10 de octubre de 2014

#MiDesafioDeLaCrianzaEs ... Redefinir la Escuela - Lidmi Fuguet


Creía saber que era la Escuela, pero ahora me ha tocado redefinirla...
Soy maestra de carrera, mi orientación profesional ha estado enmarcada siempre dentro del ámbito educativo, amo la labor de enseñar y he tenido la hermosa oportunidad de compartir en espacios con niños, familias y docentes en formación. Hago esta breve presentación a manera de poder entender quien era antes de ser madre y quien soy ahora... 
Como docente siempre he creído en la importante función social que se le atribuye a la Escuela, la gran influencia que tiene en el desarrollo, crecimiento y formación de los niños y su impacto en las futuras generaciones.  Por supuesto, el día que me enteré que iba a ser madre, las primeras ideas que vinieron a mi cabeza estaban relacionadas con su educación, a cuál maternal debía ir en sus primeros meses de vida, cuál será el mejor colegio... La incorporación de Sabri a la escolaridad (a sus 6 meses de vida) respodió en principio por mi necesidad como profesional de volver a mi trabajo en la Universidad y en segundo, pero no menos importante lugar, en mi fiel creencia de lo importante que es la inserción del niño al sistema escolar desde edad temprana... y fue justo ahí donde la verdadera Escuela, aquella que si bien critiqué como un circuito homogeneizante, etiquetador y excluyente, en mi tesis doctoral (trabajo de investigación previo a mi maternidad) pero que a pesar de todo ello seguía creyendo utópicamente en las posibilidades del sistema educativo, zaaaaasssss me golpeó a la cara, golpe que duele porque ya la Escuela que ahora me toca criticar no es desde un punto de vista ontológico, metodológico o pedagógico, en fin como una investigadora del área, ahora me toca ver, vivir, reflexionar y enfentarme a la Escuela desde el otro lado de la puerta, desde la maternidad.
Sabrina llegó a mi mundo, como llega cualquier hijo al mundo de sus padres, cambiándolo todo... Y cuando digo todo, no solo me refiero a horarios, hábitos y costumbres, sino también modificando desde lo más profundo de mi escencia cognitiva, emocional y espiritual mis "tan bien" (al menos así  lo creía yo) estructuras conceptuales y prácticas sobre el desarrollo infantil, su estimulación y formación, construidas en mi proceso de crecimiento profesional.
Es en este sentido que Sabrina me ha enseñado que aquellas supuestas  técnicas especializadas que en tantos cursos aprendí para estimular oportunamente al bebé, dejan de tener valor si no hay amor y conexión; que la iniciación a la lectura y la escritura no se da solo en intercambio con el libro, se da es con el intercambio genuino entre personas amadas y los libros; que la ejecución organizada y sistemática de actividades no hace efecto para el establecimiento de una rutina adecuada, si no existe un acompañamiento consciente y respetuoso del adulto hacia el niño; en fin, entendí más allá de las letras que el niño es simplemente un niño y en consecuencia debe ser reconocido desde su niñez y no desde la tan usada temporalidad futura, de qué tipo de adulto será ...
De esta manera, Sabrina sigue invitándome a transitar por caminos nuevos, a ver con otros prismas y colores los escenarios, en este caso el educativo, me ha invitado a Redefinir la Escuela pero ya no desde mi visión como docente, sino desde una fusión con mi rol de madre. 
Hace unos años atrás me hubiesen preguntado sobre el tan preocupante tema del llanto del peque a las puertas de la escuela al inicio del año escolar y debo confesar que hubiese contestado que es un fenómeno normal, relacionado con el proceso de adaptación y que teníamos que dejar pasar el tiempo, que el niño se acostumbraría poco a poco (es decir lágrima a lágrima) y que los padres no deben caer en la manipulación del hijo. Hoy reconozco y confieso mi error de percepción, lo hago con una gran pena por todos los niños que defraudé como maestra y los padres a quienes les mentí, pero a su vez lo exploro internamente con un enrome compromiso con mi hija y todos los niños y docentes que me cruzaré en mi camino para invitarlos a esta imperante redefinición de la Escuela, este necesario y urgente desmontaje de las actuales estructuras escolares que se empeñan en desconocer la infancia a pesar de argumentarse en que han sido consolidadas justamente para el bienestar de los niños.
Sobre este tema de la adaptación del niño a la escuela, les cuento la reciente anécdota: este año ha sido muy complejo para Sabrina (3 años), distinto a los procesos pasados, el llanto a las puertas de la escuela cada día crecía, la guerra matutina para vestirla con el uniforme  se tornaba más incomprensible, las conversaciones sobre el tema se encerraban en monosílabos, a cualquier pregunta que se le hacía a Sabri sobre la escuela lo único que emitía era un seco NO... Yo no podía dejar de pensar en por qué Sabri no quería ir  a la escuela, qué tantas cosas podrán existir detrás de ese NO; hablé con muchas amigas sobre el tema para que me ayudarán a vislumbrar qué podía estar pasando, dejamos unos días sin ir al cole. Una tarde senté a Sabri en mis piernas, le leí un cuento, le hablabla y le hablaba sobre lo que estaba pasando cada mañana, la miré a los ojos y le dije: mamita... qué pasa en el cole que no quieres ir? y ella me miró y dijo: Xxxxx (nombre de un compañerito) me pega, yo le di un abrazo y le dije: mamita, si te vuelve a pegar dile "Respeta Xxxxx, no se pega". No hablamos más del tema, al otro día saqué su uniforme, ella se negó a ponerselo y le saqué una calcomanía en forma de varita mágica (cosa que le encantaaaaa!) se la pegué al vestido del cole y le dije: Sabri con esta varita mágica no te va a pasar nada, nadie te va a pegar, y si alguien te pega la agarras y le dices "Respeta, no se pega" y llegará tu maestra para ayudarte.  Sabrina luego de eso se vistió, llegamos al cole, se bajó del carro y entró sin llorar, al medio dia cuando la fuí a buscar, le pregunté: Sabrina cómo te fue? y ella dijo: bien! jugamos y bailamos y luego me contó muchas cosas de su día escolar... 
Con esta anécdota quiero compartirles mi preocupación por la creencia de muchos sobre la supuesta normalidad del llanto infantil, sobre ese desconocimiento a sus legítimos sentimientos; también les comparto mi alegría por ese día haber podido comprender y acompañar a Sabri, si bien aún tenemos mañanas retadoras para vestirnos para ir al cole, ahora estamos conscientes de que este es un proceso complejo que tiene muchos puntos en los que seguir trabajando (la varita era mágica, no eterna jajajajaja). Sobre el tema hablé con la maestra  y ella me comentó que ella no había visto ningún intercambio trascendental entre el niño y Sabrina, y ciertamente así debe haber sido ante la mirada del adulto, pero indudablemente desde la mirada de Sabrina, la niña, lo que haya sucedido si fue trascendental, y es allí donde con esta reflexión intento poner un acento en uno de los tantos temas que debe abordar la Escuela para transformarse, en cómo ven, atienden, valoran y definen al niño, qué tipo de significados se le atribuyen a sus expresiones y sentimientos, y qué tan cercanas están estos significados a las reales necesidades del infante.
 Para finalizar, reconozco que he aprendido que el hecho de ser madres nos enfreta cada día a un nuevo reto donde debemos observar con detenimiento y celebrar los momentos de ganancia y reflexionar sobre las nuevas circunstancias... E indudablemente es un desafío constante que nos lleva a redefinirnos y crecer en compañía.  Como maestra, si bien hoy sigo creyendo en la Escuela, ahora me siento mucho más sensible y comprometida con aquella  Escuela Posible capaz de redefinirse, renovarse y crecer junto al niño.
Lidmi Fuguet
Mamá de Sabrina
Creadora de Pequeñas Estrellitas
Profesora en Educación Especial - Dificultades de Aprendizaje
Magister en Lectura y Escritura
Doctora en Educación