Para mi es muy emotivo compartir con ustedes este hermoso escrito de
una mujer, que como muchas (aunque se crean pocas), tiene un inmeso
sentimiento y deseo de maternidad, pero por múltiples razones no ha
podido ser madre. A tu no existencia... es un post lleno de muchísimas emociones conocidas y desconocidas que sé es la voz de muchas voces que aún siguen en silencio. Solo espero que estas palabras sean para ti lectora, el reencuentro contigo misma y sean tan mágicas y sanadoras como sé que lo fueron para quién abriendo su corazón, las plamó...
(Introducción: Lidmi Fuguet)
A tu no existencia
Hace mucho tiempo he querido hacer esto,
escribirte, acercarme a ti, establecer contacto. Suena un poco loco
porque cómo estrechar algún lazo con alguien que no está, que no tiene
cuerpo, que no está presente. Pues creo en tu energía, en tu
posibilidad de alma porque además quiero creer que no me fuiste del todo
negado. Creo que yo nací para que tú existieras y si no lo hiciste no
quiero perderme en la idea de que no lo seas. Te he visualizado tanto a
mi lado, mejor dicho a nuestro lado, que me niego a que eso no sea una
realidad. Me sorprendo a mi misma en mil facetas, la del deseo absoluto
porque estés entre nosotros, la de la aceptación con calma de que no
estarás y ese es mi destino, punto final, la de la indignación con la
vida por negarme algo tan preciado, la de la tranquilidad de ver
compensado mi deseo canalizándolo en mi profesión y en la familia, la
de pensar que ya a mi edad para qué si ya es muy tarde, la de buscarte
en ojos abandonados entregándote lo que otros te negaron y con la
seguridad de que nosotros podríamos hacerlo muy bien, pero hoy, no sé
por qué, estoy en ese momento de la tristeza absoluta en la que
sencillamente no entiendo nada y decidí darte vida a través de las
palabras. Dios sabe porque hace las cosas, lo repito una y otra vez, a
veces eso me ayuda, hoy no mucho. Quiero aferrarme a la idea de que
llegarás, pero al mismo tiempo no quiero convertirme en la loca que se
quedó prendada de una ilusión muriendo de tristeza.
Me da miedo
sabes, mucho miedo, porque de verdad hay momentos en que creo q lo
estoy manejando bien, pero de repente me sorprendo en el futuro sin ti y
te echo tanto de menos.
Seguiré guardando un hilo de esperanza en el
que visualizarte en nuestras vidas deje de ser un sueño y puedas
llegar, así como ambos lo hemos deseado, porque he de confesarte un
secreto, él no dice nada, no toca el tema y pareciera que lo maneja
bien, pero yo que puedo ver a través de lo más profundo de su alma, sé
que se ha sentido igual yo.
No sé cómo despedirme de ti, no sé si
volveré a intertar este acercamiento, no me esperes porque yo sé lo
triste q resulta esperar por quien no sabes si vendrá.
J.S.
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