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martes, 8 de diciembre de 2015

Navidad: tiempo de (medias) verdades - Lidmi Fuguet



La Navidad es un hermoso momento en el año para compartir entre seres queridos, planificar reencuentros familiares, reconocer y agradecer cariños y compañía, comprar y recibir regalos; en fin, una ocasión maravillosa para amar e ilusionar.  Es por ello que la Navidad es un celebración tan desea por los niños, porque está envuelta de mágicas oportunidades para  explotar nuestra fantasía y creatividad.
            El Niño Jesús, Santa o Reyes (según sean nuestras creencias y tradición) se convierten en nuestros aliados para el disfrute con los más pequeños de la casa en esta festividad; sin embargo, para los ya no tan pequeños esto empieza a transformarse en un tema de gran curiosidad, sospecha e incredulidad, entonces como padres nos empezamos a angustiar por el temor de que nuestros hijos pierdan la ingenuidad y fantasía en cuanto a estos personajes se refiere, aunado a la preocupación que nos embarga el tener que justificar el uso de lo que podrían considerarse mentirillas piadosas.
            Si bien para los más pequeños se hace fácil, posible y factible comprender que estos personajes tienen la capacidad mágica para trasladarse por el mundo repartiendo regalos, los más grandes dudan de estos poderes sobrenaturales en el mundo real en el que viven y por eso es que empiezan a dudar. Sobre este asunto, una vez me topé con una idea que me pareció formidable por la doble connotación que en el fondo representa y pienso que es un explicación realmente válida que convierte en una gran verdad esta creencia.
            Una mamá, ante tal inquietud de su hijo, le explicó que ciertamente era muy difícil que se repartieran tantos regalos en una misma noche a millones de niños alrededor del mundo, por lo que este personaje (Niño Jesús, Santa, Reyes) les solicita el favor a los padres para que se encarguen de la entrega particular de los regalos a sus hijos y así, todos podrán recibir a tiempo los obsequios anhelados.
            Esta explicación, además de su sencilles, me parece fabulosa porque encierra una gran verdad que reafirma nuestras creencias culturales y/o religiosas, aunado a la sensación de confianza y seguridad que le ofrecemos a nuestros hijos, puesto que sus sospechas terminan siendo tan verdaderas como los motivos que nos movieron como padres a mantener por años esta hermosa experiencia… 
       Y es que acaso alguno de ustedes puede olvidar esa llamada que nos hicieron el mismo día que nos convertimos en padres, donde nos decían: No dejes que la magia, la esperanza y la sonrisa desaparezcan del alma de nuestros pequeños ángeles en la tierra! Yo no la olvido, y tú?

Lidmi Fuguet
Mamá de Sabrina
Profesora en Educación Especial - Mención Dificultades de Aprendizaje
Magister en Lectura y Escritura
Doctora en Educación
Coordinadora de Pequeñas Estrellitas @PeqEstrellitas


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