Entrevista a Mercedes Guanchez
Profesora universitaria de
Castellano, Literatura y Latín. Especialista en Literatura Infantil y Juvenil.
Magister en Literatura Latinoamericana. Promotora de Lectura y Escritura.
1.-
¿Qué es la promoción de la lectura?
Esta pregunta es muy
compleja y no tiene, por supuesto, una única respuesta. Promoción de lectura
está asociada a muchas cosas. La primera de ellas es a un lector. Y cuando digo
lector, la asociación inmediata, en consecuencia, es el libro. Todo ello
amalgamado con un toque de pasión. De modo que promoción sería algo así como
una forma de persuasión o seducción apasionada que hacen algunos lectores hacia
otras personas sobre un libro con la idea de compartir sus afectos y
satisfacciones de lectura. El significado de la promoción es lograr sensibilizar…entusiasmar
a otros, invitar.
2.-
En muchas oportunidades, se suele utilizar el término promoción como sinónimo
de animación. Usted considera que son iguales o diferentes?
Yo diría que son parientes.
O más bien que son como una especie de morochos, y no gemelos. Ambas se
encuentran porque su esencia es el libro y la lectura. Pero cada una tiene su
forma de llegar a los lectores. Son dos caminos para llegar a una misma meta.
Algunas veces esos caminos pueden cruzarse. Una Feria de Libros es una
actividad de promoción, sin duda. Y algunas actividades que se hacen dentro de
la feria se acercan a la animación, especialmente las dedicadas a los neo
lectores o primeros lectores. Cada vez que se lee un libro y se comparte es una
forma de promoción; por ejemplo un encuentro con el autor. Cuando unos niños
dramatizan o simulan la historia de un libro se está ante una forma de
animación. También lo es una buena lectura en voz alta con todos sus énfasis.
Particularmente, los docentes hacemos las dos cosas cuando recomendamos algún
libro, y el lugar de encuentro siempre será el libro y su lectura.
3.-
Desde el ámbito universitario en donde usted se desenvuelve y donde ha tenido
una amplia y valiosa experiencia, cómo podemos promover la lectura a la vez que
estamos formando al docente?
Para la promoción de la
lectura y escritura, el ámbito universitario no es distinto a otros. Esto debe
quedar claro. El trabajo de promoción en la universidad requiere quizás las
mismas energías y acciones sostenidas
que en cualquier ámbito o escenario donde quiera formar lectores. La
diferencia más notoria quizás sea la edad, porque pensamos que en la
universidad se trabaja con adultos (en su mayoría), pero en realidad los intereses de esos potenciales lectores
siguen siendo diversos, igual que los de los niños. Probablemente, estén
direccionados o focalizados en la especialidad de formación de la universidad,
pero esto no limita la acción del promotor. En el caso de nuestra universidad
que forma docentes, siempre el fin último será lograr adecuar los saberes y
conocimientos al nivel para el cual se está formando ese docente: lo que al
final se traduce en lograr acercarse a (
y satisfacer) los intereses de niños y jóvenes en general.
De manera que quiero ser enfática
en lo que dije arriba: promover la lectura y escritura en cualquier escenario (y
más en la universidad) debe ser una acción persistente, consecuente, consciente
y coherente por parte del promotor. INCANSABLE! Permanente, sostenida en el
tiempo. Y eso se logra con acciones evidentes y notorias. No con quejas. Quejarse no sirve de nada.
Entonces, podría enumerar una larga lista de acciones propias de un promotor,
pero la principal es generar lo que yo llamo el contagio colectivo. Si pensamos
que en la universidad (como en la
escuela o el jardín de niños) este papel protagónico le toca al docente lo que necesita para lograrlo es ser MODELO. Ser
el modelo vivo del lector que queremos. Es la cualidad necesaria principal para
el contagio, para que se vaya propagando de uno en uno, de a poco, hasta
hacerlo con la mayor cantidad de estudiantes. Siempre he insistido que el promotor
natural es el adulto (sea el padre o el docente). En este caso, es el docente
universitario quien tiene la tarea/ reto de ser modelo de sus estudiantes,
promover y animar las acciones que
desarrollen, fortalezcan y consoliden
competencias lectoras fundamentales en todo (futuro) docente. Desarrollar
estrategias de comprensión y producción de textos diversos en cada aula será
una de esas tareas esenciales. La consigna “natural” para la promoción en la
universidad será siempre “leer es comprender”.
Por lo tanto, no habrá ni puede haber nunca contradicción o divorcio entre promover la lectura y la escritura y formar
docentes.
Finalmente, como profesora
de español y literatura, y promotora de lectura, estoy convencida de que en la
universidad se necesitan acciones concretas que fortalezcan las cuatro
dimensiones del lenguaje (hablar, escuchar, leer y escribir). Y que
adicionalmente a esto se abran las oportunidades a través de la participación
activa de todos los docentes en acciones que involucren la promoción de la
lectura y escritura para todos, para realidades diversas y en todas las comunidades
sin discriminación de ningún tipo: para sordos, invidentes y tantos otros. Es
sin duda, una tarea pendiente desde las universidades del país.
4.-
Usted considera que es un reto promover la lectura con sus propios alumnos o
los alumnos llegan a la Universidad para formarse siendo ya unos buenos
lectores?
Esta pregunta es muy
interesante, porque supondríamos de plano que al llegar a la universidad hay mucho camino andado; y que el estudiante
llega después de varios anos de educación formado como lector. Esa suposición
es todo un mito. No es así. Realmente no tengo a mano, ahora mismo, todos los
datos estadísticos de lo que ocurre en los países llamados del “primer mundo”.
Pero si te puedo confirmar que en
América Latina no es así. Nuestra realidad es preocupante. El estudiante
universitario llega con muchos vacíos, muchas carencias y pobres y limitadas
competencias para el aprendizaje en general.
Entonces se trata de un reto
del profesor universitario. Un reto inmenso que lo conmina y le demanda mucho
compromiso y creatividad para formar a sus estudiantes como lectores
competentes. Y en este reto la dificultad no solo es, el tipo de lector que
llega a la universidad; sino el tipo de lector que es el docente. No es un
secreto que no se puede dar lo que no se tiene. Y en el caso de los docentes
universitarios, tampoco es un secreto decir que hay algunos que definitivamente
no promueven la autonomía de los estudiantes, sino que por el contrario,
insisten en la repetición textual o literal y no siembran en sus estudiantes el
espíritu de indagación y búsqueda de saberes, mucho menos la autonomía. No es
un secreto tampoco decir que hay profesores que no compran libros, que no
actualizan su biblioteca personal, que no promueven la compra o búsqueda de
textos diversos (sean estos físicos o electrónicos) para sus estudiantes.
Docentes que le temen a las tecnologías. Hoy el reto es para cada docente en
particular.
En mi caso, más que un reto,
que lo es siempre desde cualquier perspectiva, se trata de un placer. Un
tremendo placer desde mi labor como Promotora de lectura. Hago promoción desde
todos los niveles educativos y cuando tengo la oportunidad, hago lo posible por
llegar a contextos no formales y promover la lectura y la escritura desde
distintos ámbitos de la comunidad. Seguirá siendo un reto y un compromiso
permanente.
5.-
¿Cómo se puede aprovechar las nuevas tecnologías para a través de las mismas
promover la lectura y escritura en nuestros estudiantes?
Las tecnologías deben ser
vistas y aprovechadas como amigas de los procesos de promoción de la lectura y
la escritura. Esto debe ser una premisa en todos los niveles educativos, desde
la educación inicial hasta la universidad. Muchos docentes de todos los niveles
se quejan de que niños y jóvenes viven
pegados a las tecnologías. Y yo les respondo, que hay de malo con eso?.
Entonces dicen que por “culpa de las tecnologías”, los chicos no quieren
leer. Esto no es cierto. Se trata de
compartir espacios, de aprovecharse de estas herramientas tecnológicas para
hacer más atractiva la aproximación a los textos. Si dejo que entre el celular
o la computadora al aula de educación
inicial los niños comenzaran a leer y escribir más tempranamente. Lo mismo
ocurre en la universidad. Los docentes desaprovechan los celulares de los estudiantes. Es cierto
que todos los estudiantes no tienen celular, y también es cierto que todos sus
celulares no son “inteligentes”; pero se pueden generar prácticas que involucren el uso de los celulares para
leerse y escribirse. Del mismo modo la creación o consultas de blogs por parte
de los estudiantes…. El acceso a internet abre un maravilloso mundo quizás (a
veces hasta) desconocido por algunos jóvenes. Proyectar películas o acceder a
videos relacionados con diferentes temáticas y tópicos puede representar un
puente directo a los textos; y esto desde cualquier dirección: es decir leer
para ver los videos o mirar los videos para ir a los textos.
Luego se abren espacios maravillosos de tertulias, discusiones y excusas maravillosas para escribir. Mi recomendación
para los docentes es que no le teman a las tecnologías dentro y fuera de las
aulas de la universidad. Sus estudiantes lo agradecerán!
6.-
¿Qué recomendaciones le puede brindar al docente universitario para formar
buenos lectores?
La universidad es el espacio por excelencia para la confrontación
de ideas, el debate, la discusión, el análisis, la reflexión…. Es el recinto para ampliar la visión de mundo o
mundo de vida de cada persona que llega
a este nivel educativo.
Independientemente de las
especialidades, la universidad como espacio de formación exige de los
estudiantes un máximo esfuerzo en cuanto a la cantidad de horas de trabajo
individual. Ya no se trata de la escuela, se trata de un nivel educativo que
supone mucho más compromiso y responsabilidad por parte del estudiante: más autonomía.
Supone también un docente o profesor que sepa guiar a este estudiante en
esa nueva visión expandida del mundo y
el conocimiento.
En tal sentido, todo docente
universitario, y en especial los docentes de una universidad formadora de
docentes como la nuestra, debe explorar
los argumentos de sus estudiantes relacionados con su vocación. Esto es
lo primero que debe hacer, para que sus estudiantes se RECONOZCAN a sí mismos y
puedan mostrarse ante otros desde ese reconocimiento. Para ello es necesario la
práctica de la discusión permanente: que las aulas se vuelvan aulas socráticas,
donde se discuta y se debata sobre cualquier tema; y por supuesto se lea y se
reflexione sobre cualquier temática. La lectura sobre diversos temas de interés
es fundamental. Sin duda, le toca al docente la responsabilidad de guiar y
orientar los textos y las lecturas de esas tertulias proponer siempre un banco
de referencias a donde acudir para ampliar las temáticas que resulten de
particular interés para los estudiantes.
Los “buenos lectores” se
forman como los atletas. Con buenas practicas sistemáticas. Esto significa que
el docente universitario debe modelar el trabajo de aproximación a esos textos
o lecturas, leer con ellos, junto a ellos, para ellos; discutir y reflexionar
sobre los hallazgos, sobre las dificultades o bondades de esos textos. Un buen
lector lo es en buena parte por la asistencia y la orientación de otros. Puede
haber casos particulares de excepción en los cuales el lector se forma solo,
pero esto no es el común de los casos.
Sin embargo, hay que abordar
algunos obstáculos que se presentan en este nivel educativo. La mayoría de los
estudiantes que llegan a la universidad se han desconectado de la lectura por
causa de malas prácticas en el bachillerato. Y cuando hablo de malas prácticas
me refiero a las del docente. Una gran mayoría se habitúa a escribir poco, a responder preguntas de manera textual, a no
reflexionar sobre lo que lee y, tanto
menos, a debatir o discutir sobre algún tema. Llega a la universidad sin
habilidad para escribir y con una muy pobre competencia para leer. Por otra
parte, los propósitos de lectura en un escenario como la universidad, contradictoriamente,
parecen reducirse. Y digo “contradictoriamente” porque en la mayoría de los casos son meramente
informativos (para la búsqueda de información), y esto obedece a parcelas del
conocimiento que se generan precisamente
por las áreas de conocimiento o especialidades diversas que existen en las
universidades. Al docente universitario le corresponde despojarse (y despojar
al estudiante) de esta “reducción” y abrirse a una mirada más universal e
integradora de su especialidad. De tal manera que en las aulas los propósitos
de lectura siempre sean múltiples, diversos
y distintos, tan diversos y distintos como los textos que se lean.
En consecuencia, si el
docente de la universidad amplia los propósitos de lectura siempre habrá
motivaciones para leer; y discutir y
reflexionar sobre lo que se lee dentro y fuera del aula. Esto no lo
puede olvidar un docente universitario. Tiene el deber, la obligación diría yo,
de ayudar a ese joven estudiante a convertirse en “lector del mundo” (y para el
mundo) y para ello se requiere que la oferta de lectura sea diversa y que el
docente haya mediado ese proceso con sus orientaciones y reflexiones. Que se
lea más, que se reflexione más, que se comparta más sobre lo leído y que se
escriba más de forma autónoma.
Entrevistada por Diana Nivia
Garnica.
Profesora de Educación Especial en Deficiencias Auditivas
Profesora de Educación Especial en Deficiencias Auditivas
Excelente, la profesora Mercedes Guánchez es un ejemplo de autenticidad. Practica lo que predica. Gracias por esta entrevista.
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