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lunes, 14 de marzo de 2016

En marzo el encuentro fue con Yolanda Reyes - Diana Nivia



Tradicionalmente la lectura y la escritura han estado circunscritas al ámbito escolar. De allí que pareciera que los maestros siempre son los encargados de invertir tiempo y esfuerzo en aras de garantizar el acercamiento de los niños al mundo lector. Pero los padres también juegan un papel preponderante, pues ellos pueden contribuir para que esa interacción entre el niño y los libros no sólo resulte significativa sino sobre todo placentera. Es por ello, que cada mes he querido compartir con ustedes las obras de literatura infantil de un autor diferente. Un autor que nos invite a soñar, un autor que nos envuelva con sus mágicas historias y que sus relatos puedan ser compartidos con los más pequeños y, ¿por qué no?, también con los más grandecitos de la casa.
En este mes, quiero presentarles a Yolanda Reyes, ella es una escritora colombiana reconocida como una de las principales representantes de la literatura infantil y juvenil. Sus inicios estuvieron centrados en el ámbito de la educación, pues durante muchos años se desempeñó como maestra, más adelante orientó sus estudios hacia la filología y la literatura dirigida al público infantil. Ha desarrollado innumerables proyectos de investigación en pedagogía de la lectura desde la primera infancia, ha sido facilitadora de talleres y conferencias a escala nacional e internacional y ha colaborado en la elaboración de lineamientos y políticas de lectura. Hoy en día su actividad está orientada, entre otras cosas, hacia la promoción y animación de la lectura dirigida tanto a bebés y niños como a padres y maestros a través de su institución “Espantapájaros”. A continuación comparto algunas de las obras que me cautivaron y espero con ansias que también los cautive a ustedes:

El terror del Sexto “B”: Si de literatura infantil se trata, esta es una de mis obras favoritas, por tanto, no puedo dejar de recomendárselas. Y es que Yolanda Reyes sabe cómo atrapar a esos lectores jóvenes que, al igual que los adultos, han vivido diversas experiencias en las que el miedo ha estado presente en algún momento de nuestras vidas, o la tristeza nos ha hecho derramar algunas lágrimas, o algo mejor, hemos explorado lo que significa nuestro primer amor y en más de una oportunidad hasta hemos realizado unas cuantas travesuras. Es por eso, que la autora ha querido deleitarnos con esta obra presentándonos ocho hermosas historias, cada una cargada de esas añoranzas de nuestra dulce infancia. Les contaré sobre alguna de ellas. “Frida”, nos cautivó desde el principio, haciéndonos sentir cada una de las emociones que vivió el joven Santiago a lo largo de sus vacaciones pero que por temor, quizás a su maestro, no quiso plasmar en el papel. Luego, encontramos “El día en que no hubo clase” y con esta historia estoy segura que más de uno comenzará a cruzar los dedos para que el lunes no haya clase.“Un árbol terminantemente prohibido” es otra historia que transcurre en un colegio donde una de las prohibiciones más importantes es masticar chicle, sin embargo, los estudiantes del quinto “A” saben perfectamente dónde esconder los residuos. El jardín en muy poco tiempo tendrá los arboles más grandes de América y en el colegio habrá que sacar muchos tobos para recoger la lluvia de chicles de todas las marcas y colores que caerán de las copas de los arboles. El terror del sexto “B” narra cómo el niño más tremendo del salón querrá salirse con la suya al hacerle una broma pesada a su profesor, pero lo que no se imagina es que al final, quien se llevará el gran susto será el mismo alumno. En último lugar encontramos “Un amor demasiado grande” y es que los finales de las obras no pueden terminar si el amor no está presente. Lo curioso de este relato, es que Juanita no quedó precisamente enamorada sino más bien atemorizada por las grandes y excesivas muestras de amor que le proveía Mauricio, un joven muy alto, de talla muy grande, que un día se enamoró y que solo deseaba expresarle sus más sinceras y cálidas muestras de afecto, pero la forma de hacerlas llegar tenían una manera bien particular y si no que lo digan los policías y los bomberos.

Una cama para tres: para aquellos días en los que nos cuesta dormir, quizás porque el miedo nos invade, nada más rico que compartir en familia esta lectura de Yolanda Reyes. Es una historia breve y muy amena donde al niño Andrés le cuesta mucho irse a la cama, pues dice tener miedo a las pesadillas. Su mamá, como casi todas las mamás, hacía lo posible y lo imposible por brindarle apoyo, cariño y acompañarlo noche tras noche con la lectura de un cuento diferente. Pero nunca eran suficientes las historias de mamá para el niño, quien siempre quería más y más. Una noche, cuando ya le tocaba quedarse solo en su cuarto, apareció el gran dragón, los gritos no se hicieron esperar, y al rescate pronto estaban papá y mamá. Los tecitos de lechuga con manzana, las góticas de impaciencia y los brebajes de la abuelita no ayudaban en nada al querido Andrés. Quizás la fórmula mágica estaría en dormir en el cuarto de los padres, pero… ¿cabrán tres en la cama?, ¿papá aguantará las pataditas de Andrés todas las noches? ¿quién se irá primero de la cama?, si caben tres, cabrán cuatro, se pregunta el Dragón. Como les comentaba al principio, no nos podemos dormir sin dejar de leer esta graciosa historia con nuestros pequeños, porque el miedo pareciera que nunca tiene edad.

María de los dinosaurios: El personaje de este divertido relato se llama María. Esta hermosa niña vive literalmente pegada a la pantalla del televisor. Su madre, como casi todas las madres, preocupada porque a su hija se le pongan los ojos cuadrados, busca la manera de hacerle entender que hay mil cosas por hacer y que ya es hora de despegarse, pero María, cansada de los comentarios y permanentes llamados de atención de su madre, busca desesperadamente su control remoto y se concentra aún más en la programación donde anuncian que faltan segundos para ver un capítulo más de “El universo en expansión”. Tal concentración tuvo esta niña que la condujo nada más y nada menos que a  adentrarse en un mundo imaginario, en el cual tendrá que resolver con mucho ingenio cada una de las circunstancias por las cuales ella y su amigo del colegio, Mateo Laverde, atravesarán, para salir sanos y a salvo y, por supuesto, encontrarse nuevamente con su realidad. Esta historia además de graciosa nos invita a reflexionar sobre cuánto tiempo pasan nuestros niños frente a los aparatos tecnológicos, cuánto tiempo permitimos que estén lejos de nosotros, y cuánto tiempo más permitiremos que el televisor termine ocupando nuestro lugar. Sin lugar a duda, esta historia nos puso a pensar.
Los agujeros negros: Siempre que el niño Juan trata de hablar sobre aquel lejano campo, la abuela pareciera inquietarse y evadir el tema. Desde que sus padres murieron, Juan no ha vuelto al pueblo San Juan del Sumapaz, pero aún es capaz de recordar, a sus siete años, la hermosa quebrada de aguas cristalinas, la alfombra de musgo, el bosque de niebla, las botas enormes de papá y, por supuesto, los agujeros negros. Aquellos agujeros que en las noches no lo dejan dormir tranquilo y, que ocasionan que la lámpara del corredor deba permanecer prendida. Dentro de poco Juan cumplirá años y pidió a su abuelita como regalo que lo llevara al lugar de sus recuerdos. Una vez estando allí, Juan logra reencontrarse con campesinos, madrinas y otros niños que hacen que su estadía sea cálida y por tanto sus ganas de volver sean aún más fuertes. De regreso a la ciudad, afloran sentimientos encontrados en Juan como la tristeza, el cansancio y la felicidad. Pero esa misma noche, ya no había necesidad de dormir con la luz encendida, pues los agujeros negros habían desaparecido. Este texto es una de las historias más conmovedoras de Yolanda Reyes, su mirada estuvo puesta en los miles de niños que son víctimas de la violencia. En honor a ellos y por el derecho que tienen todos los niños a recibir auxilio y protección cerramos con esta hermosa obra. Será un hasta luego, pero solo por este mes!

Diana Nivia
Profesora de Educación Especial en Deficiencias Auditivas
Magister en Lingüística
Profesora Universitaria
Intérprete de Lengua de Señas Venezolana

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