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martes, 29 de marzo de 2016

Desmontando mitos en la crianza (4): La nalgada a tiempo - Lidmi Fuguet



Cuando hablamos de disciplina y sus formas de inculcarlas, generalmente se nos vienen a la mente imágenes, ideas y recuerdos vinculados con reacciones autoritarias que implican desde una mala mirada, frase amenzante, pellizco escondido y hasta una nalgada (comúnmente justificada) a tiempo…
Esta generalidad más que lamentable es extremadamente alarmante pues muestra cómo los adultos, en muchos casos, nos atrevemos a abusar de nuestra fuerza y poder jerárquico e indiscutiblemente superior a la del niño, quien al fin y al cabo es nuestro propio hijo.
Hoy en día vemos como la sociedad defiende estos maltratos y abusos con argumentos centrados en: por un lado la temporalidad futura, como por ejemplo si no le castigas/regañas/pegas a tiempo, no te respetará y se convertirá en un delincuente… y por el otro lado, la justificación a nuestros propios abandonos y maltratos en la infancia, muchos hemos dicho o al meno oído decir “soy una persona de bien por tanto regaño/nalgada/castigo que recibí de pequeño”… Sin caer en el detalle de qué es lo que exactamente nos hace catalogarnos como persona de bien, realmente estamos convencidos de que somos buenos porque nos golpearon? o no será porque alguien nos atendió, nos dió un buen ejemlo y nos amó? Personalmente prefiero quedarme con la segunda opción y hago todo lo que está a mi alcance para que mi hija también tenga esa misma experiencia.
En este sentido, les expondré a continuación algunos de los argumentos que a mi parecer, la nalgada a tiempo nada tiene que ver ni con la disciplina, el respeto y mucho menos el tiempo… veamos:
1.     En la mayoría de los casos, esa nalgada a tiempo, realmente es aplicada a destiempo y por qué digo esto? Porque en su mayoría, no pasamos todo el día pegado a nuestros hijos, bien sea porque ellos van a la escuela, van al parque, a casa de otros amigos, nosotros al trabajo, o nos quedamos en casa haciendo quehaceres; en este sentido, cuando nos enteramos que algo considerado inadecuado ocurrió, lo más seguro es que haya transcurrido un tiempo significativamente distante entre el evento y la futura nalgada que le “enseñará a no repetirla”, por lo que en este momento la nalgada deja de tener su propósito inmediato y condicionante de eliminador de mala conducta a ser simplemente una nalgada, en fin pegar por pegar… y eso indiscutiblemente no es disciplinar, ni mucho menos enseñar
2.     Creer que la falta de nalgadas trae como consecuencia que en un futuro el niño se convierta en una persona de mal o como dice el argot coloquial “un malandro” es realmente desentimar los niveles de violencia que existen en los hogares y entornos más cercanos a esas personas, la violencia es un proceso cíclico que se fortalece en la medida que más se hace presente, así como el amor, el respeto, la tolerancia y la compasión se incrementan en la medida que se manifiestan.
3.     La supuesta disciplina que pueda instaurar una nalgada a tiempo será siempre consecuencia del miedo o temor al represor y nunca respeto, reflexión o toma de consciencia sobre hacer el bien para sí mismo y los demás, en este sentido, vale la pena preguntarse si como padres preferimos que el niño hoy (corto plazo) no se monte en una mesa porque teme a que le peguen o que el día de mañana (largo plazo) respete, sepa convivir en armonía con quienes le rodean y cuide las cosas propias así como la de los demás.
4.     Muchas veces la “razón” de la nalgada está en el fondo más vinculada con la pérdida de paciencia del adulto (es que me sacó de quicio!) que por la trascendencia de la conducta del ni˜õ, esto lamentablemente refleja cómo en oportunidades, la curiosidad, el disfrute, la movilidad y actividad del pequeño a veces nos inquieta más que su propia educación, ante esto hay que tener muchísima reflexión e instrospección, porque el cambio no radica en el niño, sino en nuestro propio interior.
5.     Si piensa Usted que el niño aún está muy pequeño para entender de razones y negociar, cree realmente Usted que pueda entonces aprender por una nalgada?… lo dejo a su reflexión.

Aunque podría seguir exténdiendome en muchos más argumentos, para poner en evidencia la ineficiencia en cuanto a disciplina tiene la nalgada a tiempo*, quisiera finalizar este post invitándolos a reflexionar realmente sobre este tema pero no desde la mirada adulta que actualmente tenemos, sino desde la postura de los niños, de lo que ellos pueden realmente sentir y pensar, de aquello que nosotros mismos sentimos y pensamos en nuestra propia infancia.

Lidmi Fuguet
Mamá de Sabrina
Profesora en Educación Especial – Dificultades de Aprendizaje
Magister en Lectura y Escritura
Doctora en Educación
Coordinadora de Pequeñas Estrellitas @PeqEstrellitas


Texto original publicado en el blog de Pollito Inglés - Colaboradora Pollito 

*Si desea profundizar en el tema recomiendo ampliamente las publicaciones sobre crianza libre de castigos de Berna Iskandar @conocemimundo

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