Powered By Blogger

martes, 29 de marzo de 2016

Desmontando mitos en la crianza (1): hablemos de pataletas - Lidmi Fuguet





Una de las cosas que como madres más nos preocupa en la crianza de nuestros hijos está vinculado con el tema de la conducta socialmente acepata de los niños en la sociedad, es por ello que en muchas oportunidades buscamos consejos sobre cómo enfrentar aquellas situaciones que puedan salirse de nuestro control, como es el caso de las pataletas o berrinches.

Es por ello que, aprovechando esta ventana virtual, de gran acceso a madres preocupadas y comprometidas con la crianza de sus hijos, dedicaré este y  los 4 post siguientes a abordar este tema que tanto interés nos ocupa, así que pendientes de nuestras publicaciones en las redes sociales para seguir el hilo donde intentaré desmontar algunos “mitos” de crianza, muy bien posicionados socialmente, pero que lamentablemente no son del todo cierto y en muchos casos generan más daño que bien en nuestros niños.

Para hablar sobre las pataletas, rabietas o berrinches (como lo quieran etiquetar), es necesario posicionarse desde una mirada que intenta acercarse más a las intenciones genuinas del niño, que nos permita crear vínculos y comprensiones más empáticos con ellos, de esta manera podemos acercarnos sin tantos juicios a ellos.

Un niño de dos años, un poco más, un poco menos, se encuentra evolutivamente hablando en un proceso de descubrimiento del Yo, reconocimiento de su cuerpo, sensaciones y emociones, aunado a la conformación de su autonomía e indenpendencia como individuo, por eso es totalmente lógico que en ese intercambio con su mundo encuentre un montón de cosas que con las que debe lidiar para empezar a establecer mecanismos de autoregulación de necesidades tanto biológicas, como sociales y afectivas, y en consecuencia, se cruce en momentos con un borbadeo de estímulos que se le dificultarán organizar, procesar lo que puede generar el estallido en llanto, sensación de fracaso  o impotencia, hecha manifestación conductual en lo que regularmente llamamos pataleta.

Estas situaciones, generalmente como madres, nos incomodan, nos inquietan y por ello constantemente buscamos la forma como minimizarlas, evitar que se repitan y se puedan poner en tela de juicio nuestras capacidades como “buena madre” o la de nuestros hijos como “buenos niños”.  Ahora bien, en este punto debemos entender que esas categorías bipolares de si somos “buenos” o  “malos” son simples construcciones sociales que no deberían convertirse en nuestro referencial de crianza si queremos realmente acompañar con respeto y de manera oportuna a nuestros hijos, el secrteo de una crianza consciente y amorosa está en conocer y reconocer a nuestros hijos tal como son, desde su punto de vista, cambiar nuestro cristal de adulto para ponernos en el lugar de nuestros hijos.

En este sentido, podemos ver como muchas de las recomendaciones, consejos o tips para abordar una pataleta de nuestro pequeño empieza a perder su valor cuando lo analizamos desde la perspectiva del niño.  Entre las sugerencias más escuchadas en nuestro entorno para intentar eliminar las pataletas o conductas “socialmente inadecuadas” tenemos:
1)   Ignorar la conducta del niño generará su extinción
2)   Ceder ante la exigencia del niño incrementará sus habilidades manipulativas
3)   Una nalgada a tiempo evita futuras conductas inadecuadas
4)   Demuestra en todo momento tu autoridad como madre/padre

En general, estas cuatro comunes, repetidas y socialmente posicionadas recomendaciones de crianza se encuentran permeadas de niveles de violencia tanto física, como emocional,  una de ellas más evidente que la otra, pero violencia al fin y generalmente lo actos de intercambio en vibración negativa atraen nuevamente la negativa, solo cuando rompemos el hilo y abordamos con una reacción positiva, movemos, desplazamos el negativo suprimimos lo indeseado. Así que desde este momento dejemos de catalogar entre bueno o malo las conductas de nuestros hijos, y empecemos a interpretarlas, por qué las hacen, qué hay detrás de ellas y cómo desde la comprensión y el acercamiento podemos neutralizarlas.

En los próximos post hablaremos de cada uno de ellos, de su transcendencia y de la forma cómo podríamos cambiarlas.  Para finalizar quisera rescatar una frase de Andrea Grande

“Debemos propiciar una esfera de encuentro. El encuentro forma. El desencuentro deforma”

 Por eso no hay mejor forma de crianza que aquella que busca el encuentro…


Lidmi Fuguet
Mamá de Sabrina
Creadora y Coordinadora de Pequeñas Estrellitas @PesEstrellitas
Profesora en Educación Especial - Dificultades de Aprendizaje
Magister en Lectura y Escritura
Doctora en Educación
Investigadora en el área de Infancia 

Texto original publicado en el blog de Pollito Inglés - Colaboradora Pollito 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario