Norma González Viloria.
Profesora de Castellano, Literatura y Latín. Coordina la Maestría en
Literatura y la Línea de Investigación sobre Promoción de la Lectura y
Escritura, adscrita al IVILLAB (UPEL-IPC).
1.- ¿Qué significa la promoción de la lectura?
Yo asocio
promoción de la lectura con la formación de un lector, con la formación de un
ciudadano. Creo que la escuela – como
dice Ferreiro- continúa atada a la enseñanza de una técnica, enseña destrezas
pero no forma lectores. Por eso, es necesaria la promoción de la lectura y la
escritura, sencillamente porque la escuela no se ocupa de eso. Entonces la
promoción se constituye en la única opción que tenemos los docentes para formar
lectores. Porque llevar a cabo
actividades de promoción de la lectura y la escritura es el camino que hemos
encontrado para oponernos a esa escuela que dejó de leer hace mucho, entendida
la lectura como comprensión, no sólo de los textos que nos dejan utilizar en el
aula de clases sino del mundo, de la vida, de nosotros mismos. Que de todo esto
tratan los libros, las historias, los poemas, las cartas, los informes, los
artículos, las ponencias, las crónicas, el periódico, las revistas, los libros
álbumes, las sagas, ¡en fin!.
2.- ¿Promoción y animación son sinónimos?
Si, en
algunas veces. No, otras. Al igual que
María Eugenia Dubois pensó en su momento, creo que la definición de Beatriz
Helena Robledo se ajusta a lo que estamos tratando:
Se entiende por promoción de lectura el conjunto de
acciones (administrativas, académicas, económicas, políticas, sociales y
culturales) que una persona, comunidad, institución o nación desarrollan a
favor de la formación de lectores y del acceso democrático a la lectura. Esto
quiere decir, por ejemplo, que una acción como la dotación de libros a una
escuela es una actividad de promoción de lectura. De igual manera podríamos
citar un programa de formación dirigido a docentes gestionado por una
secretaría de educación departamental, o la creación de una biblioteca. O la
transmisión de un programa radial o televisivo sobre novedades bibliográficas o
el diseño de una política nacional de lectura
(p. 20 y 21).
La animación de la lectura se inserta dentro de las acciones de
promoción, pero se entiende directamente con los textos. Se denomina animación
de la lectura a las actividades que tienen como objetivo “animar” el texto,
darle ánima, es decir, dotar de vida a los textos, hacer que habiten en el
conocimiento, en la experiencia y la imaginación de los lectores. Es una actividad
que requiere de un intermediario (conocedor tanto de los destinatarios como del
material literario que desea difundir entre ellos), la cual se desarrolla con
el propósito de crear una relación afectiva entre un libro y un lector o grupo
de lectores como punto de partida para establecer un vínculo más permanente y
sólido con los demás libros.
Toda actividad de animación es
una actividad de promoción pero no viceversa.
Cuando en la escuela organizamos una exposición de libros, o un curso de
formación de literatura infantil para los profesores o llevamos a los niños a
la biblioteca pública más cercana para que la conozcan y lean libremente, estamos desarrollando
actividades de promoción. Pero cuando un
profesor se sienta con sus alumnos en el patio de la escuela y les lee en voz
alta un cuento, o los estimula a escribir cartas a los personajes. O a cambiar
los finales de la historia, o a buscar otras obras del autor del que conocimos un texto que nos encantó,
estamos ante actividades de animación de la lectura (p.21 y 22).
En nuestro país, muchas veces,
cualquier actividad de animación, la llamamos promoción. Por
eso dije que –a veces- hay diferencia y ¡otras no!
3.- ¿Qué políticas educativas implantaría o propondría para mejorar el
nivel de lectura y escritura en el país?
La presencia
en el aula, en la escuela, en la biblioteca y –ojalá que en la casa- de libros
diferentes, de distintos autores, formatos, géneros, colores, tamaños, con o
sin ilustraciones es una de las primeras políticas que implantaría. Otra, la actualización del docente de aula,
mediante talleres, charlas, círculos de estudio y de lectura, seguimiento (más
acompañamiento, menos supervisión) constante para apoyarlo en sus cambios. Los mejores maestros-profesores y más preparados
deben estar en el primer grado. El
docente en la Educación inicial debe ser un lector. Los directores,
supervisores, coordinadores deben tener
igualmente un ciclo de talleres para conocer los libros, la lectura y la
escritura y la función social que desempeñan en la vida de los países, de las
naciones, de las instituciones y del ser humano, en particular. Las Universidades deben acercarse a la
realidad de la educación en las escuelas, en los liceos, para impartir una
formación docente más armónica con la realidad.
Y los sueldos deben estar acordes con los conocimientos y las tareas que
se le exigen a los docentes.
4.- ¿Qué opina sobre la posición del docente ante la lectura y la
escritura del siglo XXI?
¿De cuál
posición hablan? Hay docentes que están de espaldas a las TICs, no las saben
utilizar y denigran de ellas. Otros las
incluyen en sus planes de estudio. En
Venezuela hay docentes frustrados ante
la orden de las autoridades de no aplazar estudiantes porque es una cifra
negativa en el juicio que se le hace a una gestión. ¿Qué pienso al respecto? Pues creo que a
veces el docente no utiliza Internet ni las computadoras o las redes sociales
porque no sabe qué hacer con ellas, o las emplea solamente para sacarles un
mínimo provecho. Aquí ubico la necesidad
de capacitación o actualización. Creo
que debemos mejorar antes tantas cosas, me refiero a mi país, para poder profundizar en la utilización de
las tecnologías y en formas más innovadoras de enseñanza y aprendizaje, que
prefiero no desarrollar más este punto.
5.- ¿Cree usted que la escuela y los docentes de hoy en día están
preparados para afrontar el reto que significa promover la lectura y la
escritura?
En absoluto. La
mayoría no están preparados para el cambio que significa leer/comprender y
escribir/producir textos diversos. Pero tienen cómo, es decir, hay una tierra
fértil, con sus piedras y sus arideces, pero en general la tierra es fértil.
Hay que estudiar, actualizarse, ejercitarse, transformarse…
6.- ¿Qué recomendaciones le brindaría a los docentes de aula para
promover la lectura y la escritura?
La base es
leer, leer literatura, comprender lo que leemos, hablar de lo que leemos,
compartir los libros, las revistas, discutir.
Luego vendrá la necesidad de informarse, de leer más, de escribir.
[Taller de talleres (1998). Por una
escuela que lea y escriba. Secretaría de Educación. Alcaldía Mayor de Santa
Fe de Bogotá. Investigadores y
coordinadores: Beatriz Helena Robledo y Antonio Orlando Rodríguez. Asesores: Sergio
Andricaín y Yolanda Reyes].
Entrevista por Diana Nivia Garnica.
Profesora de Educación Especial en Deficiencias Auditivas
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